Si eres un valiente que has decidido construir tu propia casa, serás llamado autopromotor, y es altamente probable que te hablen de un montón de gestiones, trámites y papeleo, la obra en construcción, la hipoteca, certificaciones de obra, tasaciones, el impuesto de actos jurídicos documentados…
Pero si no pones un poco de cuidado y buscas el asesoramiento de tu abogado, puedes llegar el día de llevarlo todo a la notaría para firmar, cuando ya has adelantado un montón de dinero, y el Sr. Notario, con toda su buena voluntad, te comenta que la operación no es posible porque en todo ese trámite hubo «un pequeño detalle», del que nadie te advirtió, y la operación es jurídicamente inviable.
¿Por qué deberías haberte asesorado con un abogado? Porque cuando surgen los problemas es a nosotros a quien se acude para resolverlos, ya que ni el del banco, ni el de la gestoría, ni el arquitecto, ni el tasador, ni siquiera tu cuñado, dedican su trabajo y su profesión a solucionar problemas, una vez que ya han aparecido. Tu abogado sí.